Adiós

Heather se había marchado sin decir nada, las despedidas significaban algo profundo para ella. En alguna parte de su inestable vida mantenía encendida una tenue luz que significaba la esperanza de una reconciliación.

No es el tipo de chicas que salen de rumba los fines de semana, no bebe, no fuma, no necesita estar rodeada de personas para sentirse amada o divertirse, Heather es diferente…

Hace una semana él la llamó para aniquilar cualquier atisbo de luz esperanzadora.

Sabe que sería fácil ir al club y matarse nadando o corriendo para liberar esa sustancia que engaña al cerebro haciéndola sentir «bien», pero no, a ella no le gustan ese tipo de soluciones fáciles y temporales, tampoco es que prefiera lo difícil, simplemente busca algo definitivo.

Resulta tan fácil reír a carcajadas acompañado y cuan duro es estar tranquilo hallándose solo, confrontándose con el «yo» interno, con tus decisiones, aciertos y fracasos. Tus planes y sus reales posibilidades de concretarse. Con los miles de «hubiera» que pasan por tu mente dispuestos a matar tu futuro.

Mierda!!!

Coge su par de botas nuevas, un abrigo y cierra la puerta. Camina sin saber el destino; el olor a tierra húmeda y el frío alertaron sus sentidos. El sol estaba despidiéndose y amablemente regalaba sus últimos destellos, pronto oscurecería,  se sentó sobre una roca, arrancando pastitos dispares, meditó un rato.

Se levantó, se ubicó hacia el norte y pronunció un sentido adiós.

Suspiró y se dijo:

– Tranquila ahora solo es un recuerdo. Sonrió y cambió el nombre que amorosamente había adjuntado al registro del móvil.


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2 comentarios sobre “Adiós

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